Sara Andrés es una de esas personas con luz propia. La deportista paralímpica ha conseguido superar todos los baches que le ha ido poniendo la vida con una impecable sonrisa. Pero, para llegar a donde está, Sara no lo ha tenido nada fácil.

Esta joven tenía toda su vida encaminada cuando, con tan solo 25 años, perdió sus dos pies en un accidente de tráfico. Estuvo semanas ingresada en el hospital y todo su mundo se vino abajo de repente: “En todo el tiempo que estuve hospitalizada me di cuenta de que tenía una opción: ser feliz con lo que tenía, tanto en lo bueno como en lo malo”, recuerda. Este lema la guio durante los nueve meses que pasó en silla de ruedas mientras se sometía a diferentes operaciones para cerrar sus heridas. Pasado un tiempo, los médicos pudieron proporcionarle unas prótesis con las que comenzar de nuevo andar. En este difícil proceso, Sara aprendió tres cosas:

1. A ser humilde: “Hay que quererse a uno mismo y aceptarse tal y como eres“.

2. A ser paciente: “Las cosas llegan porque sí cuando tienen que llegar”.

3. A vivir el aquí y el ahora.

Todo un ejemplo de superación y de no rendirse nunca

Sara Andrés recorrió un camino vital muy difícil, en el que tuvo que aprender a caminar desde cero. Pero nada pudo con ella, pues su fuerza interior la impulsó a seguir adelante cada vez que todo se complicaba. Así consiguió andar de nuevo y retomar su pasión por los deportes: tenis, esgrima, equitación… ¡Ninguno se le resistía!

Su afán de superación y su talento le llevaron hasta el atletismo, una disciplina en la que se preparó para competir en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016. Sin embargo, mientras se entrenaba para participar en esta cita olímpica, le fue diagnosticado un cáncer de tiroides. Sara no se rindió, recibió tratamiento, ganó la batalla a la enfermedad y logró participar en las Paraolimpiadas. Toda una hazaña que ni esta terrible enfermedad pudo truncar.

Sara Andrés es una conferenciante inspiradora que transmite a su audiencia los valores y pensamientos que la han ayudado en su vida. Algunos de ellos son: “Buscar en uno mismo lo que te haga feliz: puede ser el deporte, pintar, cantar, escribir, lo que te apasione. Hazlo con muchas ganas y mucha pasión. Si te refugias en algo que te impulsa, que te da vida, al final sales de una depresión, de un trauma o del duelo, y lo haces mucho más rápido y más fortalecido”.