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Superviviente del accidente aéreo de Los Andes. Director de la Federación Uruguaya de Rugby y empresario.
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Gustavo Zerbino, licenciado en Dirección y Administración de Empresas y CEO de Compañía Cibeles S.A., laboratorio líder en I+D farmacéutico, es uno de los supervivientes del accidente de avión en la cordillera de Los Andes en 1972.
El equipo uruguayo de rugby Old Christians viajaba hacia Santiago de Chile. El vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, con 40 pasajeros y cinco tripulantes, cayó en las montañas el viernes 13 de octubre de 1972. 16 pasajeros consiguieron sobrevivir en condiciones extremas. Fueron rescatados a los 72 días del accidente.
El destino decidió que Zerbino fuera uno de los 16 que se marchó con vida del lugar del accidente en lo que se conoció como el Milagro de los Andes. Una epopeya que fue retratada primero por Frank Marshall en la película ¡Viven!, y también por J. A. Bayona, quien ha estrenado La Sociedad de la Nieve, 50 años después de aquel 13 de octubre trágico en que el avión Fairchild FH-227D de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló contra las montañas.
Vivir esta experiencia permitió a Gustavo Zerbino convertirse en un gran gestor de la adversidad, y de ello habla en las conferencias que imparte por todo el mundo.
Hay determinadas experiencias que no dejan indiferente a nadie y marcan un antes y un después en la vida de las personas, de la sociedad. Ésta es una de ellas. A pesar de haber pasado 50 años del suceso, el “Milagro de Los Andes”, como se conoció a esta historia, sigue viva entre nosotros. Prueba de ello es el estreno, en 2023, de la película de Juan Antonio Bayona “La Sociedad de la Nieve”, que ha recibido un reconocimiento histórico con 12 Premios Goya, convirtiéndose en la tercera película más premiada en la historia de la Academia del Cine Español, y que es una firme candidata para los Óscars de 2024.
La trágica noticia del accidente dio la vuelta al mundo entero y conmovió a toda la humanidad ensalzando las enormes posibilidades del ser humano y poniendo de manifiesto cómo la adversidad bien gestionada fortalece al hombre y le ayuda a crecer. Una adversidad que sirvió para templar ambiciones, relativizar lo material, despertar la creatividad, domesticar egos, fomentar el espíritu de equipo, practicar la generosidad, poner a prueba la flexibilidad, y, sobre todo, como nos confiesa Zerbino, “vivir el amor”.